miércoles, 9 de abril de 2008

Fenomenología de las formas religiosas ambientales de religión en América Latina

Pedro Trigo, sj hace un análisis del factor religioso a partir del surgimiento de los estados nacionales que se dio sobre la base de la homogenización, cuyo símbolo era la unidad religiosa. En ese sentido, va resaltando los principales acontecimientos o concepciones de la religión en occidente. Trigo subraya las características principales del siglo XX, donde predominan la secularización, pluralidad o fragmentación de la religión, crisis espirituales y existenciales, desmoronamiento y desvalorización moral. No obstante, según el autor, dentro de este frágil contexto surgió una inaudita búsqueda de lo religioso, que no fue motivada por la vasta oferta religiosa, sino por la gran demanda de los individuos, quienes se sienten vació, carente de sentido ante la vida, donde todo es relativo e individual. El autor se propone estudiar nueves formas religiosas manifestadas en América Latina a través del método de la fenomenología, es decir, el autor solo nos presenta aquello que él ha visto, oído y palpado sin hacer ningún juicio de valor ni tomar posición al respecto.

La primera forma religiosa que el autor nos manifiestas es religarse al misterio primordial en la comunión Católica. Según el autor, existe en América Latina un grupo de personas tradicionales a los que sus padres le han trasferido la religacion del misterio de Dios. Estas personas viven ese misterio como algo recibido del Dios de nuestros padres. Este Dios se relaciona con nosotros, ya que estamos arraigados a nuestros pasados. Según el autor, muchos curas dificultan la vivencia en la iglesia católica de este misterio.

La segunda forma religiosa, la única que no se vive entre los católicos es el vivir en armonía con la vida. El grupo de persona que vive esta forma religiosa, procuran vivir en armonía con el cosmo, la naturaleza, renunciando a la voluntad de poder y al yoismo. Ellos buscan la armonía con el todo, el universo. Esta gente tiene una concesión negativa de la historia y de la iglesia, por todas las negatividades y castatofres humanas que se han dado. Ellos proponen una vía para superar esta concepción: adoptar una posición positiva y considerar la historia como algo que paso, que esta atrás, y adoptar una posición biofila.

La tercera forma religiosa es el fundamentalismo. Trigo plantea que el fundamentalismo es una reacción contra la época, donde el individuo encuentra en su Dios seguridad, equilibrio, paz interior y sentido a su vida ante la crisis de valores característica de esta época tecno-científica.

Practicar el cristianismo sin sentido de pertenencia es la cuarta forma religiosa estudiada en América Latina. Aquí el autor plantea la existencia de un grupo de personas cuyo modo de vivir la fe católica se pude tildar de aclerical. Estos se autodenominan católicos pero no se sienten parte de la iglesia, por tanto no se comprometen con ella. Según el autor este estilo de vida responde a un estado de la postcristiandad.

La quinta forma religiosa es el individualismo devoto y compasivo. Este se refiere a un grupo de personas preferentemente jóvenes que conciben la religión como algo hermoso, donde Jesucristo es lo único que da valor a sus vidas, por tanto, viven alegres y seguros. Estas personas ven en la religión una forma de contribuir al mejoramiento del mundo. Como hijos de Dios, practican la simpatía, la misericordia y la solidaridad con los demás.

La sexta forma religiosa trata sobre el perfil de los católicos pasados por la ilustración. Tal como nos cuenta el autor, estas personas consideran que todo lo que existe es creación de Dios y del ser humano, en tanto que creador. Para ellos, Jesús es el Alfa y Omega, el Logos en el que todo fue creado. Este grupo no ve ninguna contradicción entre la fe y la razón, la ciencia y la religión.

La séptima forma religiosa corresponde a aquellos cristianos que se identifican con la institución eclesiástica. Este grupo siente que realiza una función dentro de la iglesia que considera como un encargo de Dios. Hay otro grupo que no pertenece estrictamente a la institución, sin embargo, se siente muy comprometido con la iglesia. Estos se llaman laicos o cristianos comprometidos. En este grupo aparecen unas personas cuya función publica es la de representar a la iglesia y Dios, ellos son los obispos, sacerdotes y religiosos. Estas personas viven la obediencia a Dios a través de la obediencia a la iglesia.

La octava forma religiosa que se manifiesta en América Latina es la que se refiere a un grupo cristianos que han vivido todos los cambios en continuidad. Este grupo de persona dentro de la iglesia católica se educo en una modalidad preconciliar y vivió el impacto del Concilio Vaticano II, lo que significo un cambio muy profundo en su manera de pensar y actuar. Ellos colocaron la vida por encima de la historia, y concibieron el cambio como forma para vivir más plenamente la fe.

La novena forma religiosa corresponde a aquellos cristianos que viven en los cauces del catolicismo popular. Esta es la expresión religiosa más visible o más común en América Latina. Su manifestación es muy vasta, ya que se vive tanto en las zonas rurales (campos) como en la ciudad (barios). De ahí que es muy variada la forma en que uno y otro grupo expresa o se relaciona con la divinidad. En esta forma religiosa existe una gran cantidad de ritos, devociones, imágenes, etc., que muchas de ellas varían de acuerdo a la cultura muchas de las cuales se encuentran trasgredidas de expresiones indígenas y africanas.

Opinión personal

El valor de este trabajo elaborado por Trigo, es de una inminente importancia, tanto para los laicos como para los que se encuentra y aspiran al ministerio sacerdotal. Conocer, analizar y saber identificar estas formas religiosas, constituye un gran recurso para el desenvolvimiento en los trabajos pastorales. Muchas de estas formas se cohabitan en nuestras comunidades, y en muchas ocasiones han sido mal interpretadas o calificadas como extrañas y dañinas para nosotros. Tal como expresó el propio trigo el su estudio fenomenológico de estas formas religiosas, su conocimiento ha de servir para entender, enriquecer y valorar las expresiones religiosas de los demás, lo cual también contribuye a que se de un respecto reciproco y no se trate de mutar o profanar la riqueza que existe en la pluralidad religiosa.

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