El uso del lenguaje ordinario en los razonamientos lógicos tiende a limitarnos por diversas razones: primero: no es universal, de manera que presenta ambigüedades y variaciones gramaticales las cuales no son favorables para la lógica. Segundo: no nos permite maniobrar con razonamientos complejos y en un grado elevado de abstracción. Tercero: Al trabajar con ideas o frases se tornaría más lento el proceso de razonamiento. De igual modo seria más difícil la representación grafica de silogismos.
A diferencia del lenguaje ordinario el empleo de signos en la lógica constituye una herramienta más exacta y eficaz al momento de hacer un razonamiento, debido a que revelan los errores de la mente. Leibniz es considerado el primer lógico que hace uso de los signos con la creación de una lógica simbólica.
Todo lo que usamos en lugar de la cosa cuando pensamos, es decir palabras, letras, figuras, etc., son considerados signos y cuando están plasmados se denominan caracteres. Al compuesto de numerosos caracteres le llamamos formula. Los signos nos permiten trabajar con cálculos, que son un lenguaje formal de la lógica que posee reglas y permite decidir si una fórmula es deducible de otras.
El uso de los signos y las operaciones en la lógica son eminentemente significativos ya que simplifican y a la vez ofrecen la capacidad de manejar material formalmente más complejo que lo que permite el lenguaje ordinario. Sin embargo es evidente que el lenguaje común es un recurso muy importante para la lógica expresar los razonamientos, y además es a partir de éste que se han creado los metalenguajes.
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